A veces las redes sociales te unen a gente y experiencias que de otra manera hubiera sido imposible. Y es asÍ como descubrÍ a Ugen de la cruz, dueño junto a sus padres de la Hipica las dos Ces situada a 45 minutos de Madrid.

Y es que desde que le llevaron por un cumpleaños a la casa de campo a montar a caballo, supo que eso era lo que quería hacer. Montar su propia hípica, así que estudió veterinaria y después de buscar encontrar el lugar perfecto, montó desde cero su propia hípica. Pero no solo eso, hace formaciones profesionales, es profesor de colegio, además de millones de cosas más entre las que está tener la paciencia de convencerme para que fuera a conocer el espacio y dar una vuelta por la pedriza (una vuelta de 2 horitas y media). Y Moyra que se apunta a un bombardeo como yo, se vino.

El problema que yo tenía es que de pequeño yo montaba, incluso hacia volteo, pero un día tuve una mala experiencia y le cogí un miedo horrible a montar.

Por lo tanto, estaba un poco preocupado de como iba a reaccionar. Imaginad 45 minutos en coche para luego morirme de miedo y tender que volverme… ¡Pero no fue así! Yo estaba más tranquilo de lo que imaginaba que estaría y Ugen entre gracias, me transmitió bastante confianza.

Al parecer, me dieron al caballo más tranquilo de la historia (lo agradezco enormemente). Yo sabia que íbamos a dar un pirivoltio pero lo que no sabía era por dónde. Nosotros nos montamos y salimos a la montaсa. Era un recorrido por la Pedriza. Primero subimos campo a través por  la montaña y después ya cogimos un sendero marcado (me imagino que de la cantidad de veces que se hace el recorrido). Da tiempo a hablar, conocer más a las personas con las que vas y al mismo tiempo, disfrutar de la tranquilidad del campo fuera de la ciudad. Al parecer el recorrido completo son al rededor de las cinco horas, pero el sabio del Profesor nos acortó por varios atajos para que no muriéramos de agujetas al día siguiente (gracias a mis entrenos diarios ni lo noté).

Así que solamente puedo recomendar la experiencia, estoy seguro que volveré muy pronto y ojalá se convierta en rutina.

Os dejo el enlace directo a la web de la Hipica las dos Ces por si queréis echarle un ojo y os animáis.

¡Nos vemos pronto con un nuevo post!

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A veces las redes sociales te unen a gente y experiencias que de otra manera hubiera sido imposible. Y es asÍ como descubrÍ a Ugen de la cruz, dueño junto a sus padres de la Hipica las dos Ces situada a 45 minutos de Madrid. 

Y es que desde que le llevaron por un cumpleaños a la casa de campo a montar a caballo, supo que eso era lo que quería hacer. Montar su propia hípica, así que estudió veterinaria y después de buscar encontrar el lugar perfecto, montó desde cero su propia hípica. Pero no solo eso, hace formaciones profesionales, es profesor de colegio, además de millones de cosas más entre las que está tener la paciencia de convencerme para que fuera a conocer el espacio y dar una vuelta por la pedriza (una vuelta de 2 horitas y media). Y Moyra que se apunta a un bombardeo como yo, se vino. 

El problema que yo tenía es que de pequeño yo montaba, incluso hacia volteo, pero un día tuve una mala experiencia y le cogí un miedo horrible a montar. 

Por lo tanto, estaba un poco preocupado de como iba a reaccionar. Imaginad 45 minutos en coche para luego morirme de miedo y tender que volverme… ¡Pero no fue así! Yo estaba más tranquilo de lo que imaginaba que estaría y Ugen entre gracias, me transmitió bastante confianza.

Al parecer, me dieron al caballo más tranquilo de la historia (lo agradezco enormemente). Yo sabia que íbamos a dar un pirivoltio pero lo que no sabía era por dónde. Nosotros nos montamos y salimos a la montaсa. Era un recorrido por la Pedriza. Primero subimos campo a través por  la montaña y después ya cogimos un sendero marcado (me imagino que de la cantidad de veces que se hace el recorrido). Da tiempo a hablar, conocer más a las personas con las que vas y al mismo tiempo, disfrutar de la tranquilidad del campo fuera de la ciudad. Al parecer el recorrido completo son al rededor de las cinco horas, pero el sabio del Profesor nos acortó por varios atajos para que no muriéramos de agujetas al día siguiente (gracias a mis entrenos diarios ni lo noté). 

Así que solamente puedo recomendar la experiencia, estoy seguro que volveré muy pronto y ojalá se convierta en rutina.

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