La semana pasada estuvimos en Roma por trabajo. Hasta hace dos años no la conocía, y he de decir que desde que fui la primera vez me enamoré de esta ciudad. Cada calle, cada rincón, cada uno de los lugares a los que vas, es único. Toda su historia es especial, pero sin duda, había un lugar al que quería volver, y que no estaba en nuestra agenda del viaje: la Fontana di Trevi.
Además, cuando Paula fue hace tiempo, estaba en obras. Así, que entre que yo quería volver a ir, y ella no la había visto sin andamios, nos levantamos súper pronto para poder ir a visitarla justo cuando salía el Sol, y que nos diese tiempo a estar de vuelta en el hotel antes de comenzar oficialmente el día.
Así que nos dirigimos a la plaza di Trevi, qué significa plaza de las tres vías. Según nos contaron, la plaza se encuentra actualmente en el lado opuesto a dónde se construyó originalmente. Fue una idea del Papa Urbano VIII, quién decidió que desde ese lugar no podía disfrutar de las vistas y decidió adosarla al Palacio Poli.
Como cuenta la leyenda, hay que lanzar tres monedas con la mano derecha sobre el hombro izquierdo. La primera te garantiza que algún día volverás a Roma. Si lanzas una segunda moneda, te aseguras tener un romance y si decides lanzar una tercera puede acabar en matrimonio. Hay diferentes versiones sobre esta leyenda, que también dicen que esa tercera moneda lanzada te asegura el divorcio en el caso de ya estar casado/a, por lo que al final queda a la libre interpretación de cada uno y sus circunstancias. Así que esta tercera ya es responsabilidad vuestra. Y cómo diría un amigo, si vas con la parienta, mira a ver si tira la tercera 😛
De aquí surge la última pregunta: ¿qué ocurre con las monedas que se lanzan a la fuente? Se habla que se ha llegado a recoger unos 3.000 € en un día y que al año supone alrededor de un millón de euros. Según dicen hay personas destinadas a recoger esas monedas durante la noche para ser llevadas a Caritas.
¡Así que nosotros fuimos vimos y cumplimos!
¡Nos vemos el miércoles con un nuevo post!
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Zapatillas/Sneakers: Nike; Jersey/Sweater: Champions; Pantalón/Jean: Zara (similar here); Reloj/Watch: Bulgari (similar here); Gafas/Shades: Rayban
La semana pasada estuvimos en Roma por trabajo. Hasta hace dos años no la conocía, y he de decir que desde que fui la primera vez me enamoré de esta ciudad. Cada calle, cada rincón, cada uno de los lugares a los que vas, es único. Toda su historia es especial, pero sin duda, había un lugar al que quería volver, y que no estaba en nuestra agenda del viaje: la Fontana di Trevi.
Además, cuando Paula fue hace tiempo, estaba en obras. Así, que entre que yo quería volver a ir, y ella no la había visto sin andamios, nos levantamos súper pronto para poder ir a visitarla justo cuando salía el Sol, y que nos diese tiempo a estar de vuelta en el hotel antes de comenzar oficialmente el día.
Así que nos dirigimos a la plaza di Trevi, qué significa plaza de las tres vías. Según nos contaron, la plaza se encuentra actualmente en el lado opuesto a dónde se construyó originalmente. Fue una idea del Papa Urbano VIII, quién decidió que desde ese lugar no podía disfrutar de las vistas y decidió adosarla al Palacio Poli.
Como cuenta la leyenda, hay que lanzar tres monedas con la mano derecha sobre el hombro izquierdo. La primera te garantiza que algún día volverás a Roma. Si lanzas una segunda moneda, te aseguras tener un romance y si decides lanzar una tercera puede acabar en matrimonio. Hay diferentes versiones sobre esta leyenda, que también dicen que esa tercera moneda lanzada te asegura el divorcio en el caso de ya estar casado/a, por lo que al final queda a la libre interpretación de cada uno y sus circunstancias. Así que esta tercera ya es responsabilidad vuestra. Y cómo diría un amigo, si vas con la parienta, mira a ver si tira la tercera 😛
De aquí surge la última pregunta: ¿qué ocurre con las monedas que se lanzan a la fuente? Se habla que se ha llegado a recoger unos 3.000 € en un día y que al año supone alrededor de un millón de euros. Según dicen hay personas destinadas a recoger esas monedas durante la noche para ser llevadas a Caritas.
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